Llegas nuevamente
en el ocaso,
lentamente
como el viento,
sin pausa,
esa espiga en dulzura,
del deseo y el beso,
llega el aroma,
de tu olor escondido.
haciéndome olvidar
las horas de agonía
envolviéndome en tu universo
fundes tu pecho con el mio
con la fuerza de atracción
la mas poderosa me da abrigo
deslizas tu beso quitándome el frió
que quema mi piel
bebiendo la sed
me llevas como sufriendo,
al ver que este día tiembla,
de sentir tanta dulzura,
llegando hasta la
comisura de la mía,
me envuelves con tu delicia,
siendo mi suspiro, tuyo
dejándome como una diosa,
vestida de tus caricias
contemplando mi cielo,
en murmullos, que transitan
en mi piel en grito de arrullo
por obra de este amor,
se aprieta hasta el silencio mas callado
Mañana, arrullare mi destino con tu nombre,
Martha Cortes Rosas
20/09/2015
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