con la filosofía de tus caricias,
que es tibia fragancia de fuego submarino.
Por eso, mis alas deprimidas,
a gritos silenciosos
claman por el calor de tu nido.
Mi corazón deshabitado
no pide mas que tu mágica adherencia
al cuerpo mío,
para que arrojes tu fuego victorioso
sobre la maleza fría de mis pálidos caminos,
así mis sueños se amarren a tu corazón
y no los alcance la noche de ansiedades, sin tu amor.
Tú, amor...
haces bullir la sangre de mis claveles,
eres el sentimiento oculto de mis poemas,
la tarde que delira en la rima de mis versos.
Te has convertido en la breve eternidad de mis suspiros.
Por eso, entre manojos de silencios
te he hecho mio
y he disfrutado la demagogia perfumada de tus lirios.
Aunque no puedo abrazarte
ya enterré tus raíces errantes
en la melodiosa figura de mis ansias
y he ascendido por tu geografía protuberante y callada
para que tu saliva me convide sus uvas maduras.
Te he hecho mío… eres mío… ¡eres mi locura!
Martha Cortes Rosas
26/05/2016
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