En un relámpago de miel enloquecida
se mojan mis labios con tu nombre
dando vida a mi piel en este desvarío
que me hace alcanzar el cielo,
inundándome el alma de caricias y besos.
Deja que tu nombre llueva a cántaros de gloria,
como parte de la sangre
que recorre entre mis venas
dando vida a mis latidos,
que llegue hasta el centro de mis sueños
y se convierta en mi aurora cada día
con su bendición de caricias luminosas.
Necesito que llenes mis cántaros
con toda la ternura de tu nombre,
que mi razón se convierta en locura,
inhalando el perfume de tu alma,
haciendo tangible las emociones,
y que las ansias de mi piel
queden danzando entre tus dedos.
Que tus caricias sean abiertas…
que palpiten y se inflamen,
tan abiertas como un ancho sueño,
para que la sonrisa blanca de una estrella
se esconda en la sombra de mis ansias escapadas
cuando tu nombre llene por completo
todo mi ser.
Martha Cortes Rosas
29/05/2016
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